Beneficios del baño turco: ¡siéntete como un califa!

Beneficios del baño turco

Orígenes: desde Oriente hasta la actualidad

Desde tiempos legendarios, las termas, balnearios, baños públicos… aparte de su función higiénica, también buscaban un fin socializador y de ocio. Además, los rituales y la preparación de las aguas eran diferentes si estaban destinados a hombres o mujeres, y normalmente sus usuarios gozaban de un poder adquisitivo alto.

Los primigenios fueron los baños o termas romanas, y a estos les precedieron los denominados baños turcos o “hammam”, extendidos rápidamente por todo el mundo islámico durante la Edad Media. De hecho, actualmente continúan en activo muchos de esos baños árabes, remodelados y restaurados, pero con la esencia de antaño, como por ejemplo Hammam Palma, en Palma de Mallorca, cuyas instalaciones nos trasladan directamente a siglos atrás.

Algunos spas con baño turco:

Solo sé que viene de Turquía, pero… ¿en qué consiste?

Con el paso del tiempo, el baño turco original se ha ido transformando y muchos de los rituales que implicaba tampoco se practican ya, sobre todo en los países occidentales, que han incorporado una versión simplificada. De hecho, la mayoría de centros de bienestar o spas cuentan con una habitación individual denominada baño turco, pero que no se refiere a la totalidad del centro, sino solo a esa estancia.

En ella normalmente podemos encontrarnos con un ambiente vaporoso aromatizado con esencias como pino, lavanda, abedul, menta o eucalipto que actúan directamente en nuestro sistema respiratorio, despejando nuestras fosas nasales y, además, contribuyendo a la eliminación de las toxinas de la piel y la purificación de los poros.

El habitáculo desprende un calor húmedo y, a veces, suele contar con pequeñas mangueras o chorros con los que poder ir refrescándose durante la estancia en el lugar y así no acalorarnos demasiado, aunque también se suele combinar con duchas a diferentes temperaturas en el exterior o inmersiones rápidas en piscinas frías para tonificar el cuerpo.

¿Y qué me pongo? ¿Tengo que estar desnudo?

Los baños turcos suelen encontrarse a mitad del recorrido de un spa, cuando ya estamos mojados por habernos sumergido en piscinas o algún tipo de estación con agua. Por ello, lo visitaremos con nuestro bañador y acompañados de la toalla que nos facilitarán al principio del recorrido. Es importante el elemento de la toalla porque, dentro del baño turco, las paredes y los asientos suelen estar bastante calientes, debido al vapor húmedo y caluroso que alberga en su interior.

Al sentarnos sobre el tejido evitamos esa sensación de quemazón desagradable mientras nos acostumbramos a la nueva atmósfera. En el caso de personas con problemas de vista, es recomendable que no utilicen las gafas en el baño turco y en general en el spa, ya que se empañan con el vaho y el agua, siendo preferibles las lentillas o sin ningún tipo de elemento. Antiguamente, los usuarios hacían nudismo en estos espacios, pero hoy en día, y de forma generalizada, siempre se exige el uso del bañador.

Puedes consultar más detalles sobre qué llevar al spa en este artículo.

¿Sauna o baño turco?

Aunque estos dos términos se suelen confundir, no se trata de lo mismo. La sauna, proveniente de los países nórdicos, cuenta en su interior con una temperatura de en torno 70-100ºC y su gran peculiaridad es que el calor que desprende es eminentemente seco, sin humedad.

Suele estar recubiertos de madera y el calor proviene de una especie de brasero con leña o eléctrico que difunde el calor por el habitáculo. Además, el calor hace que de la madera emane un olor bastante agradable y hogareño que añade a la experiencia un plus de relajación. En su interior se recomienda entrar con el bañador y una toalla, aunque las saunas más fieles a sus orígenes permiten la entrada sin ropa, pero con una toalla que cubra las partes pudendas.

El baño turco, por su parte, posee una temperatura de entre 25-50ºC y la humedad relativa en su interior es de un 99%, característica que hace que sudemos menos en su interior que en la sauna, ya que al estar el ambiente tan saturado de vapor de agua impide el proceso de sudoración natural del cuerpo humano.

El calor es difundido mediante agua en una caldera y suele situarse en el centro de la estancia, en un lugar alto, o mediante difusores en las esquinas de la habitación. Se recomienda usarlo entre 10-20 minutos, intercalándolo con duchas frías.

No obstante, dentro de un recorrido por un spa, se combinan las dos opciones para que la experiencia détox sea más intensa.

Beneficios y contraindicaciones

El uso del baño turco posee muchísimos beneficios corporales y mentales:

  • El vapor y las esencias tienen un efecto directo sobre la dilatación de los poros del cuerpo, lo que favorece la eliminación de las toxinas y la suciedad que se acumula de forma natural a causa de la polución, etc. ¡Notarás enseguida la mejora de la piel!
  • El calor estimula el sistema nervioso y hormonal.
  • La piel se suaviza y purifica de forma casi instantánea.
  • El vapor húmedo influye directamente en la descongestión de las vías respiratorias, por los que, en casos de resfriado o sinusitis, ayuda a su recuperación (no obstante, quizás es más recomendable para fases finales de esas enfermedades, cuando ya estás en proceso de recuperación, ya que acudir a un spa estando enfermo tampoco es agradable).
  • Efecto de relax más profundo que en la sauna a causa de las esencias y el vapor, aunque el ambiente tan húmedo y cargado puede agobiar en un primer momento.

No obstante, atención, también cuenta con algunas contraindicaciones que hay que tener en cuenta:

  • Si previamente has realizado ejercicio físico en el gimnasio o algún deporte, hay que esperar un tiempo de entre 25 o 20 minutos a que el cuerpo vaya recuperando su estado de equilibrio normal para luego entrar al baño turco.
  • Debido a que causa deshidratación por el vapor húmedo y caluroso, es recomendable beber agua antes de entrar y al salir de la estación (normalmente los spas suelen ofrecer una jarra de agua fresca con vasos para servirse).
  • Al igual que otros cuidados de belleza como la exfoliación o el peeling, no es recomendable abusar de los baños turcos, siendo preferible su utilización en torno a dos veces por semana.

Y hasta aquí nuestro recorrido por una de las estaciones de los spas con más historia. Si ya has probado los baños turcos, cuéntanos tu opinión y, si aún no eres usuarios, esperamos que te animes después de leer todos los beneficios que te aportará.

Acerca del autor:

Cliente habitual de centros de spas y thalasso. Apasionada del mundo wellness y redactora de contenidos sobre bienestar y cuidado personal. Para un día perfecto: jacuzzi con burbujas, chocolaterapia y un healthy brunch.