Nesting vs FOMO: en busca del equilibrio perfecto

Nesting

A causa del gran arraigo de las redes sociales y el entorno digital en nuestro a día a día, el flujo de información que compartimos en nuestros entornos virtuales ha crecido a un ritmo frenético:

  • Fotografiamos y damos cuenta de cada paso que damos.
  • Si nos vamos de viaje, tenemos que dejar constancia de ello, para que nuestro círculo de “amistades” lo vea y sienta desconsuelo, desde el letrero que anuncia nuestro destino en el Aeropuerto hasta instantáneas de cada uno de los sitios que visitamos y comidas que probamos.
  • Si vamos a hacer deporte, hay que hacer gala de lo runners que somos e ir mostrando al mundo cómo se va torneando nuestro six pack.
  • Hasta nuestras comidas diarias tienen que ser dignas de un chef cinco estrellas para que todos se mueran de envidia al verlas.

Esta obsesión ha llegado hasta tal punto que nos sentimos obligados socialmente a salir, por ejemplo, un viernes noche a beber porque es lo que se cree que hay que hacer y, además, mostrarlo a los demás, aunque no nos apetezca o prefiramos descansar en el sofá de casa viendo una película.

Nuestras vidas se rigen por filtros que alteran la realidad, me gustas que califican -y clasifican- nuestras experiencias, storys que tienen que mostrar lo bien que lo estamos pasando en escasos segundos, estados  profundos sobre nuestro estado de ánimo, hashtags que nos etiquetan… en definitiva, mandatos sociales que nos convierten en meros marionetas que bailan al son de una misma melodía…

FOMO: Fear of Missing Out (Miedo a perderse algo)

A causa de estos síntomas, cada vez es más frecuente que las personas sufran patologías relacionadas con el miedo a la exclusión social, como es el FOMO (‘fear of missing out’), referente al continuo temor a perderse algo, sobre todo en el ámbito de lo digital:

  • No estar al tanto de lo que hacen los demás o no poder dejar constancia continuamente de lo que uno está haciendo genera agobio y angustia.
  • Pensar que tales amigos van a ir a una supuestamente increíble fiesta, pero uno no, porque ha decidido quedarse en casa viendo un partido de fútbol, hace que comparemos entre un plan u otro y nos martirice la idea de perdernos el otro plan, a pesar de que no nos apetezca., convencidos de que ellos lo van a pasar mucho mejor.
  • Lo mismo ocurre con fechas señaladas: sería impensable no salir hasta las tantas de la mañana la noche de fin de año, o celebrar el comienzo del verano en un macro festival… ¿verdad? ¿o no?

Paremos a reflexionar… ¿realmente podemos convencernos de que los que suben fotos constantemente de sus planes o alardean de ello son más felices que nosotros o se lo pasan necesariamente mejor?

No tiene por qué ser así. Tus planes son también estupendos, porque son los que tú deseas hacer, no los que te imponen. No te estarás perdiendo nada, porque no deseas hacerlo.

Todo ese tiempo que pasas preocupado por lo que hacen los demás o lo que deberías estar haciendo tú podrías aprovecharlo en pasar tiempo real con tu familia, tus amigos, hacer deporte, etc.

Nesting: el placer de relajarse y disfrutar en casa

Como reacción a este enclaustramiento cibernético y ese continuo afán de mostrar tu vida a la sociedad, han ido surgiendo movimientos que predican justamente lo contrario, el encuentro con uno mismo, su espacio y su zona de confort.

Es lo que se ha llevado a denominar Nesting, Housewarming, Grounded living, o Cocooning, este último término más antiguo, creado por Faith Popcorn, consultora de marketing, quien lo denominó como la

“Tendencia de que el individuo socialice cada vez menos y se vaya retirando a su hogar”.

No obstante, el resto de las denominaciones se basan en la misma filosofía: vivir el momento, disfrutar del espacio que habitamos y de los seres que lo hacen junto con nosotros o que recibimos en él.

Según Vicente Saavedra, doctor de la clínica Medicina Integral de Barcelona:

“Nuestras células y órganos necesitan del descanso para repararse. Un cierto grado de diversión es necesario. Pero si se vuelve una forma de vida es absolutamente insano, física y mentalmente”.

Esta teoría la han apoyado también otros investigadores, como los de la Universidad de Limerick, en Irlanda, quienes aseguran que:

“Pararnos en medio de este mundo de locos, conectar con nosotros mismos, con nuestros sentimientos y pensamientos para poder ver hacia dónde vamos, y orientar nuestra vida correctamente, es una absoluta necesidad humana (…)”.

JOMO: Joy of Missing Out (El placer de perderse algo)

Así, este tipo de corrientes pretenden que pasemos del FOMO al JOMO (‘Joy of Missing out’), el placer de perdernos eventos, planes… de forma consciente para disfrutar de lo que sí estamos haciendo.

Sentirnos conscientes de lo que nos estamos perdiendo, además, puede hacer que revaloricemos lo que llevamos a cabo en el momento presente:

  • Pasear con nuestro perro en vez de ir al estreno de la película del año.
  • Cenar con amigos en casa.
  • No acudir a la fiesta del pueblo…

Perderse cosas también puede ser un placer.

Anil Dash, el creador del término ‘JOMO’, aseguró que:

“Puede haber un disfrute sereno en saber que hay por ahí gente pasándoselo bomba en algo que podrías haber disfrutado, pero de lo que simplemente vas a pasar”.

Y es que continuamente sentimos esa ansiedad por pensar que nos estamos perdiendo algo o nos lo vamos a perder, lo que, según Ines Freddman, terapeuta de California, ese pensamiento es un gran error, ya que impide que podamos relajarnos haciendo cosas que disfrutamos y, además, recalca que es imposible vivir todas las experiencias del mundo; siempre habrá cosas que perderse. Si nos autoconcienciamos de que eso siempre será así, podremos relajarnos y encontrar la felicidad.

¿Y cómo tomarnos ese tiempo para nosotros?

No se trata de tirarnos en el sofá y pasarnos horas -o días- viendo series y películas, sino que debemos intentar conectar con nuestro yo interior, realizando actividades que nos nutran como personas, como por ejemplo:

No obstante, debemos ser conscientes de que ningún extremo es bueno, ni estar obsesionados con perdernos encuentros sociales y sentir una continua ansiedad por ello, ni tampoco querer evadirnos de todo y de todos y encerranos en nuestra casa durante días enteros.

Todo consiste en conocernos a nosotros mismos y hacer lo que realmente deseamos, sin dejarnos llevar por normas sociales, obligaciones de conciencia ni ningún otro tipo de limitación que nos impida ser felices.

¿Y tú? ¿Qué nos puedes contar al respecto? ¿Has sentido alguna vez esas ansias continuas de salir de fiesta porque crees que es lo que hay que hacer? ¿Qué opinas del nesting?

Deja tu comentario a continuación.

Acerca del autor:

Cliente habitual de centros de spas y thalasso. Apasionada del mundo wellness y redactora de contenidos sobre bienestar y cuidado personal. Para un día perfecto: jacuzzi con burbujas, chocolaterapia y un healthy brunch.