El silencio es la ausencia de sonido. Como te puedes imaginar, esta circunstancia es imposible: allí donde existe una persona tenemos ruido, ya sea ambiental, ya sea musical o, en general, producido por personas.
La cámara anecoica
Es verdad, la ausencia total de sonido se puede conseguir si entras en lo que se conoce como una cámara anecoica: una habitación en la que mediante un sofisticado sistema de aislamiento se pueden crear las condiciones en la que existe el silencio absoluto.
¿Cuál es el problema? Que en cuanto una persona accede al interior de la sala desaparece el silencio y la propia persona empieza a escuchar el latido de su corazón, el leve crujir de sus huesos, la sangre corriendo por sus arterias, etc.
Si quieres saber más sobre cómo funciona una cámara anecoica, te animo a que leas este artículo de la Universidad de Harvard en el que se explica cómo funciona y cómo son algunos de los experimentos que se han realizado. De hecho, el aclamado compositor de música John Cage experimentó esa sensación y la describió como muy desagradable y que incluso podía inducir a la locura.
4 minutos 33 segundos: la pieza del silencio
Es más, “escribió” una obra musical conocida como 4:33 en la que durante ese espacio de tiempo ningún músico de la orquesta puede tocar un instrumento. ¿Sabes qué se escucha? Al público tosiendo, personas cuchicheando, rodando las sillas, etc. Todo ello para demostrar que el silencio (al menos para los seres humanos) no existe.
¿Obra de arte? ¿Tomadura de pelo? ¿Boutade? Lo dejo a tu elección.
La necesidad de silencio
Hoy en día todos sufrimos por el escándalo constante que generan las ciudades y las personas que habitan en ellas. De hecho, nosotros somos productores de ruido constantemente y, como ya dijimos antes, ahí donde existe la vida tenemos ruido.
Además, existe otro tipo de ruido que es el informativo, vivimos rodeado de una constante flujo interminable de noticias que suceden una detrás de la otra, de anuncios, de notificaciones provenientes de las redes sociales, de nuestro smartphone, etc.
Por eso, cada vez es más necesario disponer de un poco de tiempo para encontrarnos con nosotros mismos, equilibrar la mente y, en definitiva, volver a conectar con nuestra esencia.
Beneficios de permanecer en silencio
Son muchos los estudios que afirman que permanecer en silencio, aunque sea durante cortos periodos de tiempo ayuda a:
- Mejorar la memoria.
- Estimular la creación de nuevas células cerebrales.
- Reducir los niveles de estrés.
- Combatir el insomnio.
- Aumentar la sensibilidad y la conciencia.
Ahora bien, si esto es así, la pregunta que debemos hacernos es ¿cómo podemos encontrar ese momento de paz si estamos tan ocupados?
Hoy quiero proponerte una forma un poco diferente, porque lo habitual es que la mayoría de consejos que suelo escuchar es que lo ideal es alcanzar un estado de paz interior mediante la meditación silenciosa, tal y como propone el budismo.
El silencio tiene su lenguaje: sabe hacerse entender
Sidharta Gautama (Buda)
Un enfoque sencillo y práctico para permanecer en silencio
Personalmente, me considero una persona bastante práctica y aunque no descarto iniciarme en algún momento en estas técnicas, lo cierto es que requieren de una gran disciplina y de una técnica que probablemente necesites ir desarrollando poco a poco.
A solas en la habitación
De momento, el enfoque que estoy adoptando es el de permanecer un rato a solas sin televisión, móvil, libros, etc. Tan fácil como eso, no medito, no escucho ni repito ningún mantra. Es entonces cuando empiezan a surgir miles de pensamientos que te harán sentir mal (vacío, incertidumbre, aburrimiento, improductividad, etc.). No obstante, a medida que me voy acostumbrando, estoy aprendiendo a aceptar esas sensaciones y a relajarme.
Escapada al parque o a la montaña
Cuando no funciona y, más que relajarme, lo único que consigo es desasosiego, lo que hago es salir a dar un paseo al parque con unos auriculares pero sin escuchar música y cuando me apetece intento darme una escapada a la montaña y recorrer un tramo solo o acompañado (sin hablar), simplemente escuchando los sonidos que surgen de la naturaleza.
Reconozco que este último es el que mejor me funciona, porque es mucho más llevadero estar acompañado y no es imprescindible estar todo el tiempo callado. Todo es cuestión de probar y ver qué funciona mejor.
¿Y tú? ¿Sueles disponer de un rato de silencio para ti mismo? ¿Conoces otras técnicas que nos puedan ayudar?
Soy todo oídos.