¿Te has preguntado alguna vez por qué los spas se llaman así? ¿Sabes cómo surgieron? Realmente nadie lo sabe con total certeza, pero sí existen dos teorías muy interesantes que vamos a ver a continuación:
Salus per Aquam
Se dice que las letras que componen la palabra “spa” serían en realidad las siglas de la frase latina “Salus per Aquam”, es decir, salud a través del agua. Aunque también se cree que podría venir de la palabra “Spagere”, que en latín significa rociar o humedecer.
Sea como fuera, el caso es que los romanos fueron una de las primeras civilizaciones en ser conscientes del poder curativo y relajante del agua. Tal es así que las legiones de soldados solían acudir a los baños de aguas termales (llamados Aquae) para curarse las heridas sufridas durante las batallas, pero también para relajarse e incluso para buscar la eterna juventud.
Spa, la ciudad de Bélgica famosa por sus aguas termales
Otra teoría dice que la ciudad belga de Spa, conocida desde el siglo XIV por sus beneficiosas aguas termales, podría dar nombre también a estos espacios. De hecho, en el idioma valón (el que se habla en esa zona), la palabra “espa” significa fuente.
Ahora bien, ¿Desde cuándo existen los spas?
Los egipcios ya creían que el agua tenía poder curativo
Resulta realmente curioso que desde prácticamente los orígenes de la humanidad, hemos sentido la necesidad de utilizar el agua con fines terapéuticos.
Así, los antiguos egipcios, fenicios, hebreos o israelitas utilizaban el agua para asearse pero también para purificar cuerpo y alma a través de diferentes rituales. Sin embargo, quizás los griegos fueron los primeros en ver el agua como un elemento curativo e incluso lúdico.
Hipócrates, el primer médico conocido de la Historia
El famoso médico Hipócrates (nacido en Gracia hace casi 2500 años), conocido por su frase “Que tu alimento sea tu única medicina”, ya dedicó una buena parte de su obra escrita a:
- Analizar las propiedades químicas del agua.
- Describir los problemas higiénicos que conlleva el uso del agua.
- Analizar los efectos de los contrastes del agua fría y caliente en el cuerpo humano.
Por si esto fuera poco, estableció que toda enfermedad se debe a un desequilibrio de los fluidos internos del cuerpo y que para curar las enfermedades era imprescindible hacer un cambio de hábitos que incluyera:
- El uso de baños de aguas termales
- Sudar para expulsar toxinas
- Caminar
- Recibir masajes
¿No es increíble?
¡Hace más de 2500 años ya se conocían las propiedades terapéuticas del agua!
Gimnasios con Spas en la época de los griegos
¿Te parece que los gimnasios con spa son sitios modernos? Pues resulta que no. Los griegos ya tenían gymnos (que, por cierto, significa “desnudo”) unos espacios en los que los atletas se entrenaban para competir públicamente.
En estos antiguos gimnasios había una palestra (zona de entrenamiento), pero también un loutron, es decir, una zona de baño para ducharse después de los entrenamientos y limpiar el cuerpo de barro o aceite con agua caliente. Además, se cree que podría haber masajistas que realizaban tratamientos con aceite para calmar los dolores de los atletas.
Baños termales en la Grecia clásica
Al margen de los gimnasios con spa, por así decirlo, también existían en la Grecia clásica baños en los que relajarse. Tenían forma circular y disponían de agua caliente a través de un sistema de calentamiento bastante sencillo que consistía en el uso de braseros. Estos calentadores hacían que el agua produjera unos vapores muy beneficiosos para la salud.
Los calentadores eran, de hecho, termos que calentaban el agua, de ahí que progresivamente empezaran a conocerse, ya durante la época romana como termas, que es una palabra que se sigue utilizando hoy en día, complementariamente a la de spa o balneario.
Sin embargo, bañarse en estos lugares no estaba bien visto y, de hecho, se consideraba como algo lujurioso, ya que la verdadera limpieza debería conseguirse estrictamente a través del uso del agua fría.
Las termas romanas: los primeros spas
Hablando de termas, ¿sabías que las mayores termas de la historia tenían más de 100.000 metros cuadrados y una capacidad para más de 3000 personas? Se trata de las Termas de Diocleciano y se construyeron en Roma hace 1700 años. Por cierto, hoy en día las puedes visitar ya que se ha creado un museo en torno a ellas.
Al contrario de los griegos, los romanos no concebían el baño solamente como un ritual de higiene cotidiana, sino que le daban más importancia al poder del agua para permanecer jóvenes y bellos.
Por no hablar de la parte lúdica, ya que las termas eran lugares donde se acudía para socializar o incluso para encontrar el placer… Aunque no deberías quedarte con la idea de que las termas eran lugares de perdición, ya que el objetivo principal era conservar el buen estado de salud.
¿Cómo eran las termas romanas?
La mayoría de las termas romanas tenían un circuito que podías recorrer según tus gustos o conveniencias.
Casi todas ellas disponían de:
1.-) Vestuarios: en los que los bañistas podían dejar su ropa y sus pertenencias que normalmente vigilaban los esclavos.
2.-) Sala de temperatura tibia: que preparaba al bañista para los contrastes de temperatura entre el agua fría y la caliente.
3.-) Baño de agua caliente: era la habitación más importante y tenía una pila, una bañera e incluso una piscina, en el caso de las termas más grandes.
4.-) Sauna: es decir, una sala de calor seco en el que se sudaba para purificar y limpiar el cuerpo.
5.-) Baños de vapor: similar a la sauna y con la misma finalidad.
6.-) Piscina para nadar: podía ser exterior. No todas las termas lo tenían porque era algo muy costoso de mantener.
7.-) Gimnasio: se llamaba Palestra, tal y como ocurría con los griegos, era el lugar dedicado a realizar ejercicios.
8.-) Tiendas: en las que se vendían bebidas y alimentos.
9.-) Salas de reuniones, bibliotecas y mucho más: no sólo se trata de cuidar el cuerpo sino que los romanos también eran conscientes de que era imprescindible cultivarse en las artes y las ciencias.
¿Quieres saber más sobre las termas romanas? Te recomiendo que leas estos dos artículos:
En un próximo artículo seguiremos conociendo la interesante historia de los spas a partir del siglo XIX. No te lo pierdas porque va a ser muy interesante. Hasta entonces, no dejes de acudir de tu spa favorito para relajarte, descansar, desconectar, rejuvenecer, sentirte sano o simplemente para divertirte.
¡Nos vemos en el spa!