Las mascarillas se encuentran en su momento álgido, sobre todo por el creciente auge de las mascarillas asiáticas, en especial las coreanas. La piel de la población de esta zona del mapa siempre ha destacado por su belleza, tersura… y es que aunque gran parte de ese éxito cutáneo sea su alimentación saludable y buenos hábitos, también influye la gran calidad de sus cosméticos, sobre todo los coreanos, que destacan por incorporar muchos nutrientes y agentes activos beneficiosos para la piel y, también, han innovado en su diseño para hacerlos más atractivos y divertidos (diseños de caras de animales como osos panda, tigres, conejos… e incluso simulando antifaces de Carnaval).
De entre todos sus atractivos productos, los que más han despuntado han sido las mascarillas, porque… ¡las hay de todos los tipos, formas y para todas las necesidades y partes del cuerpo!
Entre sus grandes beneficios destacan:
- Ayudan a hidratar
- Aportan mayor luminosidad
- Disminuyen las imperfecciones (como los puntos negros), etc.
Muchas marcas coreanas se han ido introduciendo, de esta manera, en el mercado occidental, presentes en ciudades como Barcelona, Madrid, Munich, París o Milán, pudiendo encontrar mascarillas de todo tipo, con vitaminas, baba de caracol, té verde, leche…
A continuación voy a explicarte los 5 tipos elementales de mascarillas que no puedes dejar de probar…
Celulosa y algodón
Foto extraída de Moose
Este tipo de mascarillas es el producto estrella de los cosméticos coreanos. ¿Sabes por qué? Pues debido a sus efectos hidratantes y revitalizantes inmediatos, que te dejan la piel como nueva. Su aplicación es muy sencilla, porque la máscara viene adaptada a la forma de la parte del cuerpo a la que se vaya a aplicar (cara, pies, manos…). Además, el tejido de celulosa es muy fino y suave, lo que facilita su adaptabilidad y la sensación de relajación es mucho mayor.
Peel-off
Pueden parecer desagradables, ya que su traducción literal es “despegar”, “quitar” y consisten justamente en eso, en tirar de la mascarilla, para levantar así todas las impurezas y toxinas; algo similar a las bandas que se utilizan para eliminar los puntos negros de la nariz, pero con la diferencia de que no están hechas de celulosa, sino de una especie de gel fresco o gelatina que, según se aplica, va conformando una capa gruesa en la superficie en la que se aplique (normalmente el rostro).
Además, a estas mascarillas se les pueden añadir nutrientes o activos específicos para hacerlas más avanzadas aún, ayudando a reducir los poros, controlar la grasa de la piel, relajarla, etc.
Hidrogel
Foto extraída de lyashenko
Su textura es justamente tal y como la describe su denominación: una especie de gel humectante y fresco de color transparente. Debido a su gran concentración de principios activos, la hidratación es extrema, especialmente recomendable para pieles secas o hirsutas.
De burbujas
Foto extraída de Alexey Sokolov
Sin duda, esta mascarilla es una de las más curiosas que podemos encontrar actualmente. Aparte de limpiar, hidratar y nutrir la piel, su peculiaridad es que están realizadas mediante agua carbonatada y, en contacto con la piel, empiezan a generar una espuma que va aumentando y termina por dejar un aspecto espumoso.
De arcillas
Los tratamientos con arcillas siempre han sido muy recurrentes en lo que a cuidados de la piel se trata, debido a sus múltiples beneficios y a que no contienen elementos químicos, sino minerales naturales.
Aunque existen de muchos tipos, en líneas generales ayudan a eliminar las toxinas de la piel, por lo que la purifica profundamente.
TIP: un consejo importante a la hora de utilizar una mascarilla es reservar los 15 o 20 minutos de aplicación (o incluso menos, dependiendo de la mascarilla que se trate) para relajarse totalmente. El efecto no es el mismo si, mientras las tenemos puestas nos disponemos a sacar la vajilla del lavavajillas, tender la ropa, recoger el cuarto, trabajar desde el ordenador…
Todo el cuerpo debe estar relajado para, de esta manera, encontrarse receptivo a la absorción de todas las propiedades de este ritual de belleza.
¿Y qué pasa con el Multimasking?
Foto extraída de Alexey Sokolov
Esta técnica radica en la combinación de diversas mascarillas según las necesidades de cada parte del rostro, ya que no todas necesitan el mismo tipo de cuidados.
No obstante, sus inicios no coinciden precisamente por un desaforado interés por cuidar la piel hasta el mínimo detalle, sino que, como vivimos en la era de lo visual, las imágenes en primer plano de rostros con capas de distintos colores resultaban muy atractivas y divertidas, por lo que el número de seguidores y me gustas también aumentaba.
Dejando a un lado esta parte más exhibicionista, la aplicación de mascarillas por áreas es muy interesante, ya que el contorno de ojos, por ejemplo, extremadamente sensible, necesita un tipo de tratamiento diferente al de los labios o la zona T. Por ello, lo ideal es combinar arcillas naturales con otras de carbón e hidrogeles que se adapten perfectamente a cada área de tratamiento.
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