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Consejos para tu primera visita al spa

Antes de acudir al Spa por primera vez surgen muchas dudas acerca de cuestiones tan diferentes como a qué spa ir, qué me voy a encontrar cuando vaya o qué debo hacer cuando tenga que darme un masaje. Y es que todos estos pensamientos solo provocan que vayamos al centro de bienestar con una predisposición en guardia y mucho más estresados por no saber qué nos vamos a encontrar en lugar de dejarnos llevar y disfrutar de la experiencia relajante.

Por ello, y para evitarte tantos dolores de cabeza, en este post voy a esclarecer aquellas primeras dudas o «inconvenientes» que puedes experimentar antes de tu primera visita al spa.

¿A qué spa voy?

Cada vez más existe una creciente oferta de spas en todo el mundo debido, asimismo, al progresivo interés que hemos ido demostrando en nuestro bienestar físico y mental. Sobre todo en las sociedades occidentales, se ha hecho hincapié en la conservación del aspecto externo y todas las posibilidades de mantenimiento actuales.

Así, los spas se han afianzado como centros profesionales que ponen a tu disposición una amplia gama de tratamientos estéticos, corporales… y completos circuitos acuáticos para contribuir justamente a tu bienestar corporal y mental.

Si no sabes por qué spa decidirte, siempre puedes:

¿Puedo ir con niños?

Por regla general, los spas consisten en centros de relajación, paz y bienestar, por lo que se intenta evitar a toda costa cualquier perturbación. Por ello, muchos spas no permiten la entrada de niños a sus instalaciones, ya que no se trata de unas piscinas de ocio y fijan la edad a partir de 16 años o incluso de 18. Aparte de esto, permitir la entrada de niños implicaría otras normativas y contratos con las aseguradoras, mucho más estrictos y con medidas más severas de seguridad.

No obstante, cada vez hay más spas que ofrecen horarios alternativos exclusivos para niños o tratamientos infantiles como manicuras divertidas o masajes con esencias de golosinas para que puedan acudir con su familia y disfrutar juntos de una jornada de spa. Si este es tu caso, infórmate en el spa al que desees ir con antelación y pregúntales acerca de la admisión, para evitarte sorpresas al llegar.

¿Debo reservar antes de ir al spa?

En este punto no hay consenso. Mientras que hay spas que exigen siempre reserva con días de antelación, otros no tienen problema en dejarte disfrutar de sus instalaciones sin aviso previo. Todo depende de la demanda del centro al que desees acudir, su mayor o menor capacidad…

Lo que sí es necesario reservar siempre son todos los tratamientos que se realizan en cabinas de mano de profesionales, ya que estos dependen de horarios para poder atenderte convenientemente: manicuras, pedicuras, masajes, tratamientos faciales…

Normalmente, si en el centro trabajan hombres y mujeres, te preguntarán antes de pasar a la cabina correspondiente si tienes preferencia por un sexo u otro, ya que el máximo interés es que tú te sientas cómodo. No obstante, no todos los spas siguen esta práctica y se guían más bien por la disponibilidad de sus terapeutas.

¿Qué tratamiento elegir?

En cuestión de masajes, tratamientos faciales… todo depende de tus apetencias y necesidades. Si sufres de alguna afección médica, antes de acudir a un spa debes consultar con tu médico si debes hacerlo o no y a qué tratamientos puedes someterte; como sucede por ejemplo en el caso de las mujeres embarazadas. Cuanta mayor sea la profesionalidad del terapeuta que te atienda, mejores serán los resultados.

Por ello, ayuda bastante conocer opiniones del centro y la puntuación que le han otorgado otros usuarios.

En las cartas de tratamientos de los spas puedes encontrar de todo:

Todo depende de lo que desees invertir económicamente, las necesidades corporales que tengas (por ejemplo, si sientes la piel seca y sin vida, un tratamiento nutriente será el más conveniente; o si sufres dolores de espalda, un masaje relajante o descontracturante ganará la partida).

Distribuye tu tiempo

Antes de acudir al spa, no realices comidas copiosas e hidrátate bastante. Aunque en las instalaciones de los centros suele haber dispensadores de agua (sobre todo a la entrada y salida de saunas, baños turcos…), no está de más que ya vengas hidratado.

Intenta llegar con tiempo, sin prisas, para acudir al vestuario con tranquilidad, guardar tus objetos personales en la taquilla, cambiarte con relajación…

Una vez dentro del spa, no se trata de un parque de atracciones en el que tengas que montarte en todas las estaciones, sino que debes hacerlo sin presión y no pensando en todo lo que tienes que experimentar. Al final solo hace que te estreses y estés pendiente del tiempo.

Informa al servicio de todo lo que necesites

Acudir al spa implica que tú eres el protagonista. Así que no estés aguantando situaciones o guardando silencio por no incomodar a los trabajadores del centro. Si, durante la realización de un masaje sientes dolor, dilo.

No te tiene que dar apuro ni vergüenza, ya que cada cuerpo es diferente y el terapeuta no conoce bien hasta qué punto puedes necesitar más o menos presión. Ocurre lo mismo si vas a una peluquería… ¿a que si el nivel de temperatura del agua cuando te lavan el cabello está muy caliente lo dices? Pues en esto es igual.

No debes reprimirte si no te sientes bien (siempre y cuando no raye en lo absurdo, ya que situaciones como que coincidas con más usuarios en el mismo jacuzzi o que te salpique un poco de agua del chorro que están utilizando cerca de ti es irremediable y se necesita tolerancia para llevar una buena convivencia).

¡Que disfrutes de tu primera visita al spa!

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